En los círculos cristianos, mayormente entre teólogos o estudiosos de doctrinas se ha acuñado el término «ya pero todavía no«, para representar una evidente tensión en la Escritura.
Piensa en los siguientes ejemplos y aparentes contradicciones que reconocemos con bastante naturalidad:
Primero: Jesús vino a deshacer las obras de Satanás, y lo hizo al morir en la cruz y luego resucitar, venciendo a la muerte. Pero Satanás y la muerte aún no han sido eliminados, siguen haciendo de las suyas en «este siglo malo», y no serán destruidos sino hasta la segunda venida de Jesús para dar paso al «siglo venidero».
Segundo: El Reino de Dios vino con Jesús, Él lo inició, pero al mismo tiempo el Reino está cerca y debemos orar por que venga. Esto lo dice Jesús mismo:
Sin embargo, si yo expulso a los demonios por el Espíritu de Dios, entonces el reino de Dios ha llegado y está entre ustedes.
Mateo 12:28 NTV
Vayan y anúncienles que el reino del cielo está cerca
Mateo 10:7 NTV
Ora de la siguiente manera: Padre nuestro que estás en el cielo, que sea siempre santo tu nombre. Que tu reino venga pronto. Que se cumpla tu voluntad en la tierra como se cumple en el cielo.
Mateo 6:9-10 NTV
Tercero: En un sentido personal, Jesús, con su sangre nos ha lavado, y nos ha hecho nuevas criaturas, ahora como hijos de Dios… No obstante aún luchamos contra nuestra propia carne. Nacimos de nuevo, del Espíritu (Juan 3), ¿Pero seguimos con el pecado antiguo en nuestra carne?
El apóstol Pablo lo dijo de la siguiente manera:
Realmente no me entiendo a mí mismo, porque quiero hacer lo que es correcto pero no lo hago. En cambio, hago lo que odio. Pero si yo sé que lo que hago está mal, eso demuestra que estoy de acuerdo con que la ley es buena. Entonces no soy yo el que hace lo que está mal, sino el pecado que vive en mí.
Romanos 7:15-17 NTV
Es decir, aún cuando Pablo mismo nos enseña que hemos muerto y resucitado con Cristo, y ya no somos esclavos del pecado (comienzo del capítulo 7 de romanos), el mismo reconoce que sigue luchando contra su propio pecado.
Hemos sido lavados por la sangre de Jesús, pero todavía somos transformados poco a poco, hasta el día de Jesucristo, cuando esa buena obra será terminada en nosotros (Filipenses 1)
Entonces, dicho lo anterior, los teólogos enseñan que es como una especie de superposición de planos espirituales. Estamos viviendo en el mundo, gobernado por Satanás, pero al mismo tiempo estamos viviendo en el Reino y gobierno de Cristo, sentado en su trono, a la derecha de Dios Padre.
Recuerden que Jesús le respondió a Pilato que su Reino no es de este mundo, pero no negó que fuera Rey.
Mi reino no es un reino terrenal. Si lo fuera, mis seguidores lucharían para impedir que yo sea entregado a los líderes judíos; pero mi reino no es de este mundo.
Juan 18:36 NTV
Nosotros, como discípulos de Jesús, vivimos como extranjeros en esta tierra y vida pasajera, siendo gobernados por nuestro Señor Jesús. Él dijo que toda la autoridad fue dada a Él, y que entones ahora nosotros debemos vivir para el Reino de Dios, que es un «ya». Dios está reinando ahora mismo entre su pueblo, su iglesia, y quiere alcanzar a los perdidos para que también entren a su Reino.
Pero también seguimos viviendo en este mundo corrompido por el pecado, y eso seguirá siendo así hasta que vuelva Jesús a destruir a satanás y a la muerte (1 Corintios 15:24-28), y entonces reinará por siempre en un mundo sin pecado, sin muerte, sin enfermedad, sin maldad… pero eso es un «todavía no».
Es una constante tensión personal, una lucha contra nuestro pecado y con nuestro deseo de agradar a Dios y es una constante tensión espiritual, una lucha contra las huestes espirituales y el reino de Dios.
La victoria contra Satanás ya ha sido ganada, pero debemos esperar que se concrete muy pronto. Y por lo tanto, debemos vivir este mundo, pero con la mira puesta en las cosas de arriba, buscando el reino de Dios antes que cualquier otra cosa, porque ya es una realidad.
Gracias por esta sencilla y buena explicación.