“De tan solo haber sabido que me amabas antes de haber nacido, no hubiera corrido como un forajido
por ser la ovejita negra de la grey. Es que sabiendo hacer lo bueno no pude complir tu ley.
Yo nunca pude ser el David que derrotó a Goliat, ni menos tener la grande fe de Abraham. Y así, las varas de la fe fueron tan altas para mi que me alejé automáticamente de ti.
No se me hizo dificil robar, mentir, en medio de vanidades superficiales sobreviví. Yo quise ser el amo de mi propia vida y hasta parecía bueno entre los vándalos que conocía. Tal como el hijo pródigo gasté lo que tenía, en inmoralidad y porquerías.
Sabido es que malas decisiones traen malas consecuencias. ¡Nunca supe la magnitud de tu sentencia! Mas cuando pude ver mi desnudez, en un segundo de lucidez, dije: Mi herida incurable es, pagaré por siempre en el camino de la perdición, esclavo de mi propio corazón.
No se si podre vivir, toda mi vida arrancando de ti, si te encuentro en cada parte en todo tiempo. Y aunque lo intento resistir, no puedo negar que tarde o temprano me vas a llamar.
Y en mi debilidad y mi incapacidad, de no poder librarme de la culpabilidad, la gracia soberana de mi Dios incomparable me mostró su plan perfecto para salvarme: Que el Dios todopoderoso se hizo carne y descendió para glorificar su nombre.
Cuando yo no tenía mérito alguno para acercarme, él curó mi herida incurable. Te hablo de Cristo, el único justo, que el pecado limpió, él cargó con todos mis insultos, con el fin de darme su justicia para siempre, y yo solo puedo agradecerte.
Y aunque antes siempre fui un desobediente, hoy me has dado una nueva simiente, cambiaste mi corazón para poder amarte y me sellaste con tu Espíritu para obedecerte.
Solo quiero rendir mi voluntad a ti, formar la imagen de tu hijo en mi, vivir para la gloria de tu nombre y pregonar a todos los hombres gracia para aquellos que se esconden”.
Lo anterior es la letra de una alabanza de mi hermano, Eliezer Leal, en el canal de soundcloud laletradoce, lo que podemos llamar un “Hip-Hop Reformado”. Al final, en ésta versión, concluye con una frase del pastor Paul Washer, muy adecuada a la alabanza, que dice:
Una cosa que es muy importante aprender es que no hay tal cosa como un gran hombre de Dios, todos nosotros somos hombres débiles de un Dios grande, misericordioso.
Me encanta esta alabanza, puedo escucharla una y otra vez. Me llena de gozo y me hace pensar también en mi, y recordar de donde me sacó Dios y que es solamente por su gracia y misericordia que hoy puedo ser llamado hijo de Dios.
Siempre debemos recordar de dónde nos sacó el Señor, y tener una perspectiva clara de quién nos salvó. No fueron nuestras obras, no somos nosotros, sino Dios quien tomó la iniciativa y Cristo quien dijo al final de su venida “Consumado es”. ¡Gloria a Dios por eso!
Acá les dejo la alabanza: