El regalo de la vida

¿Hay algo más lindo para un padre o una madre, que ver nacer a su hijo(a)? ¿Hay algo más maravilloso que ver a tu bebé sonreir, o incluso contemplarlo mientras duerme?
Sin duda el “regalo de la vida” es algo maravilloso.

Nosotros, los seres humanos, y aún los animales, no podemos crear la vida, no podemos hacer que se forme un bebé y que finalmente crezca hasta ser un hombre o mujer “autosuficiente”.

Algunos dirán que si, que los cientificos pueden hacer inseminación artificial, hacer que un espermatozoide fecunde un óvulo y crear vida. Pero en estricto rigor no están creando ellos la vida, solo estan dando las condiciones, pero la vida se produce por si sola en la fecundación. La ciencia solo puede “juntar los elementos” pero la vida la da Dios.

Luego, el bebé crece, se alimenta, se desarrolla, respira, su sangre circula por las venas y arterias, luego, mucho tiempo después, consigue un trabajo, tiene poder adquisitivo, y vive una vida llena de desafíos y de luchas.

Todo lo anterior ocurre, nuevamente, bajo la soberanía de Dios. El bebé no puede hacer nada para que le funcionen sus pulmones, su corazón, su sistema circulatorio, su sistema digestivo. Todo eso es obra de Dios. Algunos, de hecho, nacen con problemas en esas áreas (tema que tocaré en otro artículo), pero sabemos que no depende de nosotros. No podemos decidir que exista el oxigeno para respirar, y que pase por nuestro sistema oxigenando la sangre. No podemos hacer nada de eso, ¡Todo es obra de Dios!

A eso es lo que le llamamos gracia común. Esto es, que Dios, teniendo el control de todo, le da todo lo necesario a los seres vivos por igual. Sean “buenos” o “malos”, sean altos o bajos, Dios les permite vivir. La Biblia lo dice de éste modo:

Marcos 5:45
para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos.

Dios hace llover para que podamos tener nuestros cultivos, para que los animales puedan beber y comer del alimento que crece de la tierra. Dios no solo nos da el regalo de la vida, sino que nos preserva durante toda nuestra vida con lo necesario para seguir.

El regalo de la vida eterna

Así mismo, también, Dios tiene gracia específica, no común. Esa gracia y misericordia permite que una persona pueda abrir sus ojos, su entendimiento, su corazón, para entender las cosas espirituales. Para que pueda comprender que está en pecado, enemistado con Dios, y que está en total dependencia y a merced de la misericordia de Dios para salvarla y reconciliarla con él.

Dios nos ha dado una vida física, que a lo sumo tendrá un poco más de 100 años, si “tenemos suerte”, pero también nos ofrece el regalo de la vida eterna y que, como su nombre indica, nunca dejará de existir.

Una vez que se acabe nuestra vida, nos presentaremos ante Dios, cara a cara, y rendiremos cuenta de lo que hicimos en nuestra vida: Nuestras buenas obras y nuestras malas obras. Pero, hay una sola cosa que es la más importante de todas, nos verá cómo estamos en relación con Jesucristo, el único intermediario entre Dios Padre y el hombre.

1 Timoteo 2:5
Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre.

No hay ninguna otra manera de agradar a Dios padre, ni siquiera hacer buenas obras, sino creer que Él ha enviado a su hijo Jesús, el único justo, quien cumplió perfectamente toda la ley, y luego fue castigado sin merecerlo, para pagar por nuestros pecados, por los pecados de quienes creen en su obra redentora. Y luego, resucitó al tercer día, venciendo a la muerte. Es en esa resurrección en la cual podemos descansar tranquilamente, Cristo pagó la paga por el pecado, y luego resucitó, y hoy nos da vida eterna por Su obra y no por la nuestra.

Juan 1:12
Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;

Juan 3:16
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

Romanos 5:8
Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.

Aquel día, cuando estemos ante Dios, lo único que más importará es si estamos reconciliados con Él, si somos sus hijos, o no lo somos. Y eso solamente puede ser por medio de la obra redentora de Cristo. La salvación es por gracia y no por obras.

Efesios 2:8-9
Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.

Es una obra de gracia, es un regalo de vida. Así como Dios nos regala la vida física, Dios nos regala la vida eterna.

Si crees que Dios te está hablando, que te está llamando, acércate a Él. Dios llama a pecadores a arrepentimiento, Dios abre el entendimiento de los que llama para que le escuchen, para que se den cuenta que están en necesidad.

Si tu hoy estás siendo consciente de eso, si ves a este artículo más que un mero esfuerzo de convencerte, y mas bien comprendes la necesidad que tienes de Dios y quieres acercarte. ¡Hazlo ahora mismo!

No sabes cuanto tiempo más tendrás de esa gracia comun, en la que Dios te permitirá vivir, pero si hoy entiendes y crees lo que Dios dice, no debes esperar más.

Para acercarte a Dios y reconciliarte con Él, no necesitas de nada místico, no necesitas que alguien te guíe, ni seguir 10 pasos o algo por el estilo. Tienes que, simplemente, confiar y entregarte a Él, orar a Él sinceramente diciendo que te das cuenta de tu pecado y de la deuda en que estás y que quieres que Él te ayude. Dile que lo necesitas y quieres que te salve, que te ayude a no pecar y que dirija tu vida. Humillate y entregate a Él.

La oración no te salvará. El creer con fe en la obra de Cristo en la cruz, si lo hará.

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