Dios fiel a sus promesas, no a nuestra interpretación

Si hay algo en que los cristianos podemos tener descanso, es en que Dios cumple sus promesas, es un Dios fiel, y por lo tanto podemos confiar en Él.

Dicho eso, podemos leer tranquilamente la Biblia, la Palabra de Dios, y hacer nuestras “algunas” de sus promesas y orar por ellas, como por ejemplo que Dios nos dará el pan diario. Que si nosotros buscamos su reino y su justicia, Dios nos dará todo lo demás por añadidura, entre otras cosas.

Pero quizás notaste en el párrafo anterior, puse “algunas” con comillas, puesto que la Biblia debe leerse en su contexto, tanto del capítulo completo, como del libro, del emisor y destinatario, contexto histórico, contexto cultural, etc. Hay promesas que tienen un “trasfondo espiritual” que si pudiéramos reclamar en oración (con humildad y respeto), pero que no son literalmente para nosotros.

Dicho de otra manera, Dios es fiel a sus promesas, pero no a nuestra interpretación personal de ellas.

Una promesa que muchas veces se reclama de mala manera es la que se lee en Josué 1:9

Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.

Josué 1:9

Ese pasaje muchas veces se mezcla con otro de Deuteronomio que dice:

Mira, Jehová tu Dios te ha entregado la tierra; sube y toma posesión de ella, como Jehová el Dios de tus padres te ha dicho; no temas ni desmayes.

Deuteronomio 1:21

El tema es que esa es una promesa de Dios a Josué, a quién le daría la tierra prometida a Israel en manos de Moises, y que estaba justamente pronto a recibir. Dicho sea de paso, esa tierra ya la recibieron y por lo tanto Dios fue fiel a esa promesa, pero esa no es necesariamente una promesa a nosotros directamente y que podemos reclamar “tierras prometidas” a nosotros.

Mal haríamos en reclamar tierras o enemigos por doquier, asumiendo que Dios lo dice en la Biblia (a Josué y Moisés) y por lo tanto lo dice a nosotros directamente.

Esa promesa tiene un trasfondo espiritual en la que podemos descansar: Si Dios te dijo que te dará algo, entonces Él lo hará. Podemos confiar en su fidelidad, y entonces esforzarnos y ser valientes aún en la adversidad, porque Dios no fallará, pero esa promesa puntual fue para Josué y su pueblo.

¿Recuerdan la historia de Abraham en que Dios le pidió sacrificar a su hijo Isaac en Génesis 22? Ese mandato de Dios es particularmente complejo, además la arista emocional de sacrificar a un hijo (¡Terrible!), tiene una arista espiritual y de confianza en Dios, puesto que Dios mismo le había prometido tener una gran descendencia por medio de Isaac. Y que por cierto, ese hijo nació de un milagro de Dios, porque tanto Abraham como Sara eran ya ancianos en edad no fértil.

¿Cómo podría Dios cumplir su promesa de una gran descendencia, si ese único hijo, el de la promesa, estaría muerto? ¿Acaso Dios ya no cumplirá? ¿Acaso Dios se equivocó?

Abraham, sin embargo, tuvo fe en Dios, y aceptó el mandato, sabiendo que Dios cumplirá su palabra. Y la Escritura luego nos dice que a Abraham su fe le fue contada por justicia.

El principio bíblico nos dice que hacemos muy bien en tener fe en Dios, en confiar en su Palabra, obedecerla y orar por ello, pero debemos cuidar de entender el verdadero contexto de las promesas, y darnos cuenta si podemos aplicarla tal cual a nosotros o solo era para el destinatario original, y entender el trasfondo espiritual que sí pudiera regir para nosotros.

Para concluir, te dejo algunos desafíos con pasajes típicamente mal aplicados:

  • Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. Filipenses 4:13
  • En Cristo somos más que vencedores. Romanos 8:37
  • Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis. Mateo 21:22
  • Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa. Hechos 16:31

Analiza esos pasajes en su contexto, lee los párrafos de antes y de después, medita en ellos, ora a Dios para que te dé sabiduría y entendimiento, y ve de qué manera esas promesas aplican a nosotros en este tiempo.

Acá hay una pequeña guía de cómo estudiar las Escrituras, sin necesidad de otros recursos adicionales.