El tema de los “Dones Espirituales Milagrosos” como le llaman usualmente es sin duda controversial, pero no tocar el tema es un error. ¿Qué dice la Biblia? Este será el primero de una serie de artículos relacionados, dado que merece la pena profundizar y hay muchos temas relacionados.
Voy a ser super directo y claro: La biblia dice que los dones espirituales van a seguir hasta que Cristo vuelva, y eso porque están destinados a edificar a la Iglesia. (1 Corintios 12, 1 Corintios 14)
¿Por qué entonces algunos dicen que no deben seguir? Lo que pasa es que la Biblia se debe interpretar, no siempre es tan literal como quisiéramos. Pero al interpretarla podemos cometer errores, como humanos imperfectos que somos. Uno de los principios más importantes a la hora de interpretar la Biblia es el hecho de que no todo fue escrito para nosotros, sino que algunas cosas fueron para el destinatario mismo, específicamente para su tiempo y circunstancia.
A veces es muy obvio y sencillo de entender, como por ejemplo cuando Dios le pidió a Abraham que sacrifique a su hijo. Difícilmente hoy alguien pensará que ese es un pasaje para nosotros e intentará sacrificar a su hijo como un mandato de Dios. Es evidente que esa instrucción fue dada a Abraham y solo a Abraham en ese momento (Génesis 22).
Por otro lado, cuando Jesús dice a los apóstoles que vayan y hagan discípulos (Mateo 28), todos asumimos que no le está hablando sólo a los apóstoles, sino también a nosotros hoy en día. Nosotros hoy debemos hacer discípulos igual que como lo hicieron ellos en su tiempo ¿Cierto?
El problema es que hay pasajes donde se entiende, al igual que el anterior, que también es para nosotros, pero comienza a interferir nuestro razonamiento humano, nuestra lógica, nuestra experiencia o cosmovisión occidental, y no lo que el Espíritu Santo nos revela y preferimos decir que no es para este tiempo.
Un ejemplo de esto es cuando Jesús le dice a sus discípulos que los que creen en Él podrán hacer cosas aún mayores que las que Él hizo, porque se va al Padre:
12 Les digo la verdad, todo el que crea en mí hará las mismas obras que yo he hecho y aún mayores, porque voy a estar con el Padre. 13 Pueden pedir cualquier cosa en mi nombre, y yo la haré, para que el Hijo le dé gloria al Padre. 14 Es cierto, pídanme cualquier cosa en mi nombre, ¡y yo la haré!
Juan 14:12-17
Podemos argumentar que es evidente que solo se refería a los apóstoles, porque hicieron milagros, y que no es para nosotros porque nosotros no hacemos milagros… de seguro era solo para ellos, pero ¿Qué dice el texto? Que “todo el que crea” hará esas cosas. ¿Por qué? ¿Por ser apóstoles? No, porque Jesús va al Padre. ¿Jesús sigue al lado del Padre ahora? ¿Crees en Él? Entonces esa palabra es para ti también. Los cristianos conservadores y que no creen en los dones usan ese mismo pasaje para orar por otros, y pedir con fe, puesto que “podemos pedir lo que queramos en su nombre y él lo hará”, pero se limitan a cosas no-sobrenaturales, como temas laborales, situaciones económicas, o cosas por el estilo, pero no a las cosas milagrosas como sanidades, echar fuera demonios, entre otros.
Lo que tenemos que entender es que no se trata “sólo” de hacer milagros y maravillas. No se trata “sólo” de los dones espirituales, sino de que es la promesa de Espíritu Santo que se derramaría sobre su pueblo cuando Cristo muriera y resucitara. Eso ocurrió en el tiempo de pentecostés, y fue profetizado por el profeta Joel (Hechos 2, Joel 2).
15 Estas personas no están borrachas, como algunos de ustedes suponen. Las nueve de la mañana es demasiado temprano para emborracharse. 16 No, lo que ustedes ven es lo que el profeta Joel predijo hace mucho tiempo:
17 “En los últimos días—dice Dios—, derramaré mi Espíritu sobre toda la gente.
Sus hijos e hijas profetizarán. Sus jóvenes tendrán visiones, y sus ancianos tendrán sueños.
18 En esos días derramaré mi Espíritu aun sobre mis siervos—hombres y mujeres por igual—
y profetizarán. 19 Y haré maravillas arriba en los cielos y señales abajo en la tierra: sangre, fuego y nubes de humo.
20 El sol se oscurecerá, y la luna se pondrá roja como la sangre antes de que llegue el grande y glorioso día del Señor. 21 Pero todo el que invoque el nombre del Señor será salvo”.
Hechos 2:15-21
Entonces debe entenderse que los dones no son algo solo para poner los fundamentos a la iglesia en el siglo primero, sino es el cumplimiento del Espíritu Santo derramando en el pueblo de Dios. Es más, es Dios mismo en nosotros, empoderándonos a hacer la obra de alcanzar a los perdidos, y hacer discípulos, como lo pidió Jesús.
En siguientes artículos voy a profundizar más en el tema. Por ahora te dejo estos 2 videos en mi canal de Youtube que pueden ser complementarios: